Del Venator al clase Imperial, ¿una mejora o un paso atrás?

Si algo es importante en la galaxia de Star Wars es el poderío naval de cada una de nuestras facciones favoritas. Todos amamos las batallas espaciales de las películas y series y resulta evidente que el intercambio de turboláseres entre naves capitales es uno de los atractivos de esta saga.

Desde hace más de cuarenta años, la figura del destructor estelar imperial ha formado parte de la simbología de la franquicia tanto como el casco de Darth Vader o los sables de luz de los héroes y villanos. Estos descomunales titanes de más de un kilómetro de largo acostumbran a ocupar toda la pantalla, anunciando que el Imperio acaba de llegar a la acción.

Con las precuelas, por otro lado, conocimos su predecesor. El destructor clase Venator, con una forma más o menos semejante y un rol en pantalla idéntico al de su sucesor, nos muestra la lógica transición entre la República y el Imperio. Todos estos símbolos, incluida la armadura de los soldados clon o el escudo de los últimos días de la República, semejante a la del Imperio, nos cuentan una historia de cambio, evolución y traición.

Repasemos brevemente ambos destructores, tanto el Venator como el Imperial, para acabar reflexionando sobre lo que los diferencia y su importancia como reflejo de los gobiernos bajo los que luchaban.

El destructor Venator: la vuelta a la guerra

Senate Building | Star wars wallpaper hd, Sci fi landscape, Star wars wallpaperAl comienzo de las precuelas, nos encontramos con una República Galáctica desmilitarizada. La galaxia lleva mil años en una relativa y estable paz y la gran mayoría de los individuos que viven en ella no han conocido un conflicto galáctico como los que se sufrieron entre la República y los Imperios Sith.

Como consecuencia de este milenio de calma, el gobierno galáctico no cuenta con un ejército o armada preparado para la guerra, simplemente porque no hay necesidad. La mayoría de soldados o unidades militares que vemos en la primera y al comienzo de la segunda película son los pertenecientes a cuerpos de defensa planetarios.

Naboo Royal Guards | StarWars.com
Guardia real de Naboo

Un buen ejemplo de este fenómeno son los guardias reales de Naboo, que acompañan a la reina Amidala allá a donde va. La República tiene sus propios guardias, no obstante, mas parecen desempeñar un cargo más ceremonial que militar. Su indumentaria nos recuerda a las guardias reales de hoy en día.

Por otra parte, la armada brilla por su ausencia. Se establecieron restricciones para la construcción de naves con uso militar (tal y como se hizo con el Tratado Naval de Washington en 1922 para evitar una carrera armamentística). Por ello, la Confederación de Sistemas Independientes lograron sorprender a la República con sus recién construidas fuerzas armadas.

Afortunadamente, y extrañamente, la República se encontró con un ejército clon solicitado años atrás. Además, los astilleros de Kuat, entre otros, se encargaron de construir flotas a toda prisa. En un primer momento, la nave insignia republicana en la guerra era la clase Aclamador, pero rápidamente pasó al Venator, mucho más versátil y mejor equipado.

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Aclamadores en Coruscant al comienzo de la guerra

El Venator no funcionaba propiamente como una nave de línea como la futura clase Imperial. Armado con ocho cañones turboláseres pesados y dos dobles medianos (sin contar los lanzadores de potrones o los láseres de defensa puntual), este destructor no brillaba por su capacidad para encañonar y derribar a otras naves de su tamaño en un combate directo.

Para compensar esta relativa falta de potencia de fuego, el destructor republicano contaba con un complejo de hangares muy superior al de cualquier otro navío de su clase. Así, era capaz de albergar unos pocos cientos de cazas y bombarderos, suficientes para compensar su falta de armamento.

De hecho, esta capacidad para guardar cazas, sumado a sus más que notables sistemas de propulsión y escudos, hacía del Venator una nave multiusos perfecto para lidiar con las exigencias de una cambiante guerra como fueron las Guerras Clon. Era favorecido por muchos generales Jedi por estas cualidades y, por esto, era común verlos en prácticamente todos los frentes de la guerra.

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Un clase Venator

En fin, el Venator representaba la doctrina naval republicana, prefiriendo estrategias flexibles y acciones veloces en vez de armatostes de proporciones titánicas con cientos y cientos de cañones. Con el Imperio, estas ideas se volvieron obsoletas, al igual que los propios Venator.

El destructor clase Imperial: un símbolo del dominio imperial

Con el auge del Imperio, la galaxia sufrió un cambio drástico y veloz. Las anteriores instituciones dieron paso a un nuevo orden y los nuevos rostros ocuparon posiciones poderosas. El Emperador Palpatine, anterior y último canciller de la República, se ocupó de invertir en las fuerzas armadas.

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Un Imperial I protegiendo la Estrella de la Muerte.

Con el objetivo de establecer el nuevo orden, los astilleros de Kuat se volvieron a emplear a fondo, esta vez construyendo naves más poderosas, más grandes y con un diseño mucho más intimidante. La clase Imperial acababa de nacer.

El destructor estelar clase Imperial contaba con mil seiscientos metros de longitud, casi quinientos más que el Venator. Su armamento consistía en decenas de turboláseres, tanto pesados y medianos, pero por lo que destacaba era por sus baterías gemelas de turboláseres dobles tanto a babor como estribor.

Esta notable potencia de fuego se complementaba por multitud de cañones de iones y un rayo tractor, especialmente útil para evitar que naves más pequeñas lograran escapar de este gigante.

STAR WARS: Star Destroyers
El acceso al hangar. Vemos al rayo tractor en uso, agarrando y atrayendo a la Tantive IV.

La capacidad de almacenamiento de cazas y bombarderos era inferior a la del Venator, pudiendo tener a bordo algo menos del centenar de naves. Si bien es cierto que la cantidad de armas lograba compensar esta falta de naves de apoyo, el resultado era que el Imperial era especialmente vulnerable a bombarderos enemigos.

Finalmente, a pesar de que el Imperial fuera un destructor poderoso para su época, no estaba pensado para combatir una guerra, a diferencia de su predecesor. Se construyeron con la idea de que abrumarían cualquier resistencia, actuando como disuasión para cualquier otro posible levantamiento.

Sus debilidades estructurales (tal y como el sobreexpuesto puente, al igual que el Venator) hacían de él una presa fácil si se sabía cómo y por dónde atacar. La Alianza Rebelde, especializada en tácticas de guerrilla y en ofensivas con grupos de ataque reducidos de cazas y bombarderos, era capaz de vencer e incluso destruir esta clase de destructores.

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Un Imperial II

La remodelación y actualización que dio paso al Imperial II no solucionó ninguno de estos problemas, pero sí que aumentó, aun más, su potencia de fuego y sistemas tales como los escudos. El error imperial, en consecuencia, fue no adaptarse a las tácticas rebeldes.

Conclusiones y opinión personal

Si bien hemos estado hablando de predecesores y sucesores, el Imperial no sigue la misma línea que el Venator. La forma y el uso que tienen en pantalla se nos hacen similares, al igual que su importancia en sus respectivas trilogías. Aun así, debemos entender que cada uno fue diseñado para desempeñar un cometido distinto.

Mientras que el Imperial poseía la capacidad de pulverizar con sus baterías a prácticamente todas las clases de naves capitales, el Venator estaba diseñado para mantener las distancias y usar su complemento de naves y bombarderos para aniquilar al enemigo. Y es que el Venator vería más movimiento en batalla que su contraparte imperial.

Por todas estas razones, podríamos pensar (y es lo que piensa servidor) que cada una de estas naves respondió a las distintas necesidades de su época. Algunos preferirán al Venator por su aspecto o por el hangar, mientras que otros cuantos adoran al Imperial por su importancia en la franquicia y por toda su potencia destructiva.

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Lo que le da mérito a todo esto es que algo tan simple como el diseño y uso de dos naves diferentes nos dice muchísimo de su facción. Podríamos seguir hablando sobre los TIE y sus contrapartes republicanas, el relevo de soldados clon a soldados de asalto (véanse el Lote Malote) y, en esencia, toda la metamorfosis de los primeros años de vida del Imperio.

El Venator, en conclusión, debutó en la franquicia como un engranaje más que nos mostraba lo cerca que quedaba el Imperio Galáctico. Las Guerras Clon y los últimos años de la milenaria República están repletos de elementos que buscan enfatizar lo poco que quedaba para la caída final de los Jedi y la democracia en la galaxia.

Toda esta maquinaria y todo lo que se puede analizar sobre esta época nos lleva irremediablemente a una idea; la de la crónica de una muerte anunciada.

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