El agente secreto de Darth Plagueis

La Regla de los Dos

A la hora de hablar de este Lord Sith, siempre se nos viene a la memoria el relato que le cuenta Palpatine a Anakin en la escena de la ópera del Episodio III. Y es que todavía nos quedan muchas incógnitas por desvelar alrededor de Plagueis y su único aprendiz.

¿Su único aprendiz? Sabemos a ciencia cierta que para tiempos de las precuelas la Regla de los Dos se había flexibilizado bastante. Un ejemplo de esto era el tutelaje de Maul bajo Palpatine (cuando éste todavía era aprendiz de Plagueis) o Ventress bajo Dooku (mientras éste era el subordinado de Palpatine).

Los Lores Sith son egoístas, manipuladores y ambiciosos por naturaleza. Su mayor objetivo es el de acumular poder sin importar los medios. Un código o una norma pasada durante generaciones, por tanto, no es más que un impedimento desechable a la mínima de cambio.

Sabemos, por otro lado, que Palpatine le ocultaba sus verdaderos planes a Plagueis. De ahí el enfrentamiento que tuvieron y la muerte del maestro del futuro Emperador. Sheev Palpatine tenía motivos ocultos, aliados en las sombras y planes sin desvelar.

En fin, la confianza en su aprendiz fue lo que acabó con Plagueis, entre otras cosas. No obstante, no hay que pensar que el Muun era un individuo poco preparado o torpe: Darth Plagueis había preparado contingencias y otros planes secretos.

El besalisko

Incluso después de su muerte a manos de su aprendiz, la sombra del Lord Sith se extendía por toda la galaxia. Las maquinaciones dejadas a medias por su prematuro fallecimiento fueron ocupadas nuevamente por otro par de manos. ¿O debería decir dos pares de manos?

Dexter Jettster era un besalisko activo durante la caída de la República. Dejó su planeta natal de Ojom a temprana edad, buscando emociones y experiencias nuevas. En sus innumerables viajes, desempeñó todo tipo de oficios, como mecánico, contrabandista, luchador profesional, informador y posteriormente dirigió un restaurante en Coruscant.

En sus travesías, entró en contacto con todo tipo de individuos, colectivos y credos. Aun así, el encuentro que recordaría toda su vida por haberle cambiado su destino sería el que hizo en un lejano planeta en el Borde Exterior.

Korriban era un antiguo planeta potente en el lado oscuro de la fuerza. La especie conocida como “Sith” se originó allí, antes de la existencia de los practicantes del lado oscuro conocidos por ese mismo nombre. En resumen, la llegada de estos practicantes al planeta y la consiguiente subyugación del mismo hizo que el nombre de la especie pasara a ser el suyo.

Darth Plagueis conocía este planeta muy bien, al igual que lo hacía Dexter. El Lord Oscuro lo visitaba cada vez que buscaba meditar, conectar con el lado oscuro o desvelar secretos enterrados por el tiempo. El besalisko lo había visitado unas pocas veces, sobre todo para estudiar su distintiva arqueología.

Eventualmente, unos diez años antes de la muerte de Plagueis, sus caminos se cruzaron allí. Jettster se encontraba en medio de una expedición de un antiguo y olvidado templo Sith, mientras que el Muun había acudido a la zona tras sentir una perturbación en la fuerza.

El gran potencial escondido de Dexter había pasado inadvertido para la Orden Jedi. Por otro lado, los esfuerzos de Plagueis y Sidious habían logrado que los Jedi perdieran gran parte de su visión y sensibilidad a la fuerza a lo largo de la galaxia, por lo que cada vez pasaban más por alto a individuos sensibles a la fuerza.

Dexter era uno de estos casos. Gracias a su gran cantidad de midiclorianos en sangre, era altamente sensible a la fuerza. Eso le había concedido habilidades con las que sus cercanos solo podían soñar. Aprendía más rápido, hacía todo con mayor habilidad y era consciente de todo lo que le rodeaba, incluido lo que no debería poder ver.

Esto unido al poder de la fuerza oculto en el templo en Korriban hizo que Plagueis lo notara desde el otro lado de la galaxia. Sin perder nada de tiempo, y sin avisar a su aprendiz, cogió su nave y acudió a Korriban.

Plagueis se presentó como un humilde peregrino interesado de la historia Sith. Dexter, abierto y en un gesto amable, le contó lo que sabía sobre aquel lugar. La verdad era que el besalisko se encontraba fascinado por ese tipo de culturas antiguas. El Sith se dio cuenta enseguida del potencial que escondía aquel hombre.

Tras una breve conversación, Plagueis invitó a Dex a su residencia en Coruscant para charlar en otras ocasiones. Tras unos pocos encuentros, el Muun convenció al besalisko a que trabajara para él. En cuestión de tiempo, le desveló su condición de Lord Sith, proponiéndole ser su agente y aprendiz secreto.

El besalisko dudó y se planteó la oferta durante dos meses. Al final, aceptó, intrigado por comprobar lo que era capaz de hacer con su poder latente. Desgraciadamente, su entrenamiento se vio cortado con el asesinato de Plagueis a manos de Sidious, por lo que Dexter se vio obligado a esconderse hasta que pasara la tormenta.

La búsqueda de Kamino

Para fortuna de Jettster, Plagueis había anticipado el movimiento de Palpatine, por lo que le dejó una serie de instrucciones a su agente secreto. Tenía que mudarse a Coruscant y operar cerca del centro de Coruscant. Sabía a ciencia cierta que Palpatine no conocía la existencia de este operativo y el Sith había tenido tiempo de enseñarle a ocultar su presencia, por lo que no corría riesgo alguno.

Con los años, Dexter fue aprendiendo por su cuenta y su poder creció bastante. Conoció a los Jedi Obi-Wan Kenobi y Quinlan Vos, con los que formó una amistad sincera. Él no creía que todos los Jedi eran el enemigo, sino que veía a la Orden Jedi como institución como el objetivo a destruir.

Por tanto, no tenía problema en compartir información o prestar cualquier tipo de asistencia a estos dos hombres. También conocía los planes finales de Palpatine, entre ellos la existencia del ejército clon y los chips con los cuales los clones se volverían contra los Jedi.

Si bien no había visitado Kamino personalmente, conocía muy bien su civilización y sus prácticas. Dirigió a Kenobi allí porque deseaba que el Jedi descubriera el complot cuanto antes para frenar los planes del antiguo aprendiz de su maestro.

El intento final

Desgraciadamente, la Orden Jedi se encontraba más perdida y ciega que lo que pensaba el besalisko, por lo que las Guerras Clon se iniciaron igualmente y tuvo que esperar en su restaurante a ver lo que pasaba.

Tras la Orden 66 y el inicio del Imperio, huyó a un planeta del Borde Medio para decidir desde allí lo que podía hacer para detener a Palpatine. Si bien admiraba la tenacidad y el éxito del Sith, el Imperio que había construido le horrorizaba. No era lo que Plagueis había pensado, ni lo que los muchos Sith durante el último milenio pretendían.

Por ello, y viendo que no tenía más opción que enfrentarse a él directamente, Dexter Jettster plantó una baliza en Korriban, justo en el lugar donde conoció a Plagueis por primera vez. La baliza consistía en un mensaje encriptado dirigido a Palpatine hablando sobre una comunidad de Sith que había sobrevivido a la caída del Imperio Sith.

El Emperador, decidido a eliminar cualquier amenaza, acudió de inmediato al viejo planeta Sith. Allí, no obstante, se encontró al besalisko armado con dos espadas láser dobles rojas y una serie de trampas (como droides asesinos, torretas, minas…) que había preparado para detenerlo.

Tras un duelo largo y duro, Sidious acabó demostrando su superioridad en la fuerza. Si bien Dexter era adepto en el uso del lado oscuro tras más de una década de entrenamiento, Palpatine era el verdadero maestro; el verdadero Lord Sith.

Decidido a terminar con su rival, levantó el Templo Sith con la fuerza y lo lanzó contra el besalisko, enterrándolo vivo debajo de ruinas de tiempos mejores para los de su calaña. Después, sin más rodeos y sin pronunciar una sola palabra, Darth Sidious volvió a Coruscant para ocuparse de otros asuntos.

Dexter había fallado y, con él, la posibilidad de que un nuevo Imperio Sith resurgiera.